Microcontextos

Cohabitación ¿Qué haces para vivir?
(Generando aproximaciones)

Por Fabian Urban



Una acción que busca revivir archivos de la memoria, una instalación donde formas y colores se re-construyen para ofrecer la base de la experiencia estética, la video instalación como reflexión sobre la condición humana y su relación con el medio. La abstracción de los sonidos, las documentación de lo cotidiano y la ficción de lo imposible, fueron las invitaciones para la contemplación y la reflexión, abriendo un diálogo multiplicador entre éstas hacia la conformación de una obra mayor.
Se trata de interrogar nuestro contexto y nuestro tiempo en un proceso socio-político-cultural difuso, con históricas marcas en la gente. Las obras presentadas nos invitan a reflexionar sobre la cotidianeidad, sobre la relación con el medio, sobre la existencia, ofreciendo algunas claves para comprender(se).
Estas son miradas sobre distintos motivos y sus consecuencias, traducidas en lenguajes estéticos que se desplazan de la instalación al documento, de la música al video. Instantes para la contemplación y la reflexión sobre múltiples horizontes ofrecidos gracias a las múltiples miradas, lo cual, constituye a su vez en la gestación de un micro-contexto para el arte contemporaneo.


Metadiseño de contextos.


En el arte como en la vida, hay veces que las cosas no son lo que parecen, que ocultan un significado subyacente y que solo se entrega en la medida que le prestemos nuestros sentidos, nuestra atención, que requiere un lectura “entre líneas”. En esa dirección se despliega el caso de Cohabitación ¿Qué haces para vivir?
Casi como un caso paradigmático dentro de la escena artística contemporánea local, no se trata de un encuentro fortuito entre artistas y sus diferentes lenguajes. Su estructura es más fuerte que las partes que la componen, supera en definitiva la individualidad de las partes.
Cohabitación significa la creación de un escenario microscópico, es un micro-contexto que nace de la reflexión teórica y la necesidad del medio.
Las obras funcionan en relación a un todo, a un corpus, ellas son, en función de una empresa mayor. Cada una es sección de la otra y vive en función de un proyecto edilicio mayor.
Fue la creación de un pequeño contexto dentro de uno inexistente. Ese intersticio es la oportunidad para hacer, como principio de una escena. El diseño de un microcontexto es en definitiva el objetivo último de nuestra propuesta.

Nos paramos en el lugar de la pregunta y ofrecemos una respuesta, nuestra, como lectores de un espacio y tiempo específico dentro de un espacio y tiempo globalizados, nuestra perspectiva como artistas.
Así, surgió resignificar significados acabados en otro tiempo y lugar para desarrollarlo en este territorio.
Concientes de que las nuevas vanguardias ya no buscan horizontes dentro de lo formal sino más bien buscan crear nuevos espacio de creación, reflexión y contemplación. Y es allí donde cohabitación se presenta como posible solución. Esa apropiación del hábitat fue el motor para establecer una huella con el otro...
Acumulación de todo para llegar a la Nada, esa es la cuestión. Una paradoja mística para definir una geografía de haceres en relación al todo. Hibridación de continentes y contenidos para, inadvertidamente, ingresar un elemento de extrañamiento en un hábitat para conocer y despejar dudas.


Cohabitación es entendida entonces como una “practica expandida”, fuera del clásico ámbito de exhibición y legitimización de artistas y discursos.
En un contexto global en donde se “establecen las tendencias y los estilos de las artes, las líneas editoriales, la publicidad y la moda”
[1], decidimos buscar una alternativa para desdibujar esas geografías y adoptar un nuevo sistema de producción paralelo y a su vez sin negar los viejos dogmas imperantes.

Es en consecuencia, una reflexión sobre la hibridación de sectores diseccionados, es un negar la diferencia para apropiarnos con lo que nos une. Sin embargo arriesgamos crear diferencias y formas de arraigo personales. Si bien se produce una desterritorialización de las artes (según las apuestas que desarrollan los países mal llamados “dominantes”) se produce también una “reterritorialización” representados por movimientos sociales que afirman lo local
Cohabitación se presenta como un escenario paralelo donde se cruzan otros códigos de identificación y formas de producción ocultas. Cohabitación es una mise en scène que pretende transformar condiciones socioculturales y comunicacionales en una geografía pensada para tal accionar.



En definitiva, Cohabitar significa reconocer(nos) y comprender(nos). Entendido como resignificación y expansión del término. No es otra cosa más que ampliar las metáforas de nuestro espacio habitacional. No es otra cosa más que hacer evolucionar el paradigma de nuestro arte y nuestras relaciones, es decir de nuestra relación con el mundo y de lo que podemos ofrecerle.


[1] y [2] Néstor García Canclini "Consumidores y Ciudadanos. Conflictos multiculturales de la globalización"

1 comentario:

  1. Anónimo8.3.11

    Indiscutiblemente tenemos que pararnos en otras territorialidades del pensamiento y por ende del lenguaje!Ea pues¡ que esta es una brillante postura frente al arte-vida. Nada de seguir fracmentando la realidad, nada de dualismos, la holística nos reclama, como la unidad nos llamma.
    Emergen flujos de sentido que en el sentido lato de la palabra dan respuesta al entramado creación-naturaleza. Somos en escencia unidad de naturaleza.

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